La enfermedad de Peyronie se conoce comúnmente por su rasgo principal: el pene curvo.
Esta afección tiene dos fases fundamentales: la fase inflamatoria aguda o activa y la fase crónica o estable.
Distinguimos dos etapas en función del punto en el que se encuentre esta enfermedad de carácter progresivo, aunque su desarrollo puede frenarse mediante diversos tratamientos gracias a los avances médicos y científicos con los que contamos a día de hoy.
Fase inflamatoria aguda
Esta fase está considerada como el origen o el principio de la enfermedad. Una primera fase en la que predomina el dolor del pene y la aparición de placa o fibrosis peneana. Esta placa, que no siempre se puede apreciar al tacto, es la que de manera progresiva propicia la curvatura y el acortamiento del pene.
Casi un 50% de los pacientes de Peyronie afirman haber sentido dolor durante su primer contacto con la enfermedad, aunque hay casos de hombres que ni siquiera pasan por esta fase inicial. Este tipo de molestias se pueden apreciar tanto si el pene se encuentra en estado de erección como si no, y suelen ir en disminución con el paso del tiempo.
Soluciones para la fase inicial de la Peyronie
Hay una serie de tratamientos orales como antiinflamatorios o analgésicos que ayudan a paliar el dolor. Además, las terapias de tracción peneana son muy efectivas durante las fases más tempranas de la enfermedad ya que están destinadas a estirar o doblar el pene durante sesiones de alrededor de una hora para evitar que la enfermedad progrese y tratar de estabilizarla.
Fase fibrótica crónica
Esta etapa está caracterizada por ya no sentir dolor ni variaciones en la curvatura, el tamaño o la forma del pene. Todos los cambios que se hayan protagonizado durante la fase aguda, que dura aproximadamente un año, se mantendrán vigentes en este nuevo período.
Soluciones para la fase estable de la Peyronie
En la fase estable los tratamientos orales dejan de ser eficaces y es conveniente recurrir a otro tipo de métodos. Aunque hay un amplio abanico de alternativas para el tratamiento, no todas son adecuadas para todos los pacientes.
Una de las técnicas más demandadas y que ofrece una mayor tasa de éxito son los tratamientos no invasivos inyectables. Este método de curación se utiliza en aquellos casos en los que la curvatura del pene es mayor a los 30º. Es importante que en este punto el hombre lleve como mínimo una media de tres meses sin experimentar cambios en su miembro, lo que quiere decir que la enfermedad ha llegado a su momento cumbre y no va a avanzar más. Aún así cada vez más se intenta comenzar con este tratamiento en la fase inicial.
Otra alternativa muy efectiva son las cirugías, para las que distinguimos distintas técnicas en función del grado de curvatura del pene.
- Si la deformidad es moderada, menor de 50º, se lleva a cabo una plicatura peneana que permite el enderezamiento del pene a partir de una erección artificial provocada mediante una inyección de agua salada.
- Si la curvatura alcanza un grado mayor de 50º hay que intervenir de otro modo, bien sea eliminando la placa mediante incisiones y colocaciones de parches, u optando por las prótesis de pene inflables o maleables.
La enfermedad de Peyronie sigue una serie etapas y en cada una de ellas hay que aplicar un tratamiento adaptado a cada caso. Un diagnóstico a tiempo hará posible evitar que cualquier anomalía peneana se acentúe en el tiempo y que las consecuencias sean menos complejas.
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